domingo, 14 de octubre de 2012

Castrojimeno





En la provincia de Segovia, cerca de Sepúlveda, hay un grupo de pueblos denominados "los castros". Posiblemente el origen de su nombre se remonte a "castros" o asentamientos celtas. Lo que sí está comprobado es que en Castrojimeno, donde estuvimos actuando, en tiempos pretéritos hubo mar y así lo testifican los numerosos fósiles que se han hallado en la zona. Paisaje recortado y calizo en las estribaciones de las "Hoces del Duratón", buitres que sobrevuelan el silencio. Pocos habitantes en invierno, bastantes más en verano para disfrutar de una climatología ideal para la estación estival. Bonita población y muy acogedora.

Se celebraban las fiestas patronales de la Virgen del Rosario y  me solicitaron un concierto a través del programa de Difusión Cultural de la Diputación de Segovia. Me acompañó Jesús Parra, que con su acordeón, consiguió que el público se marcara un pasodoble en los salones del Ayuntamiento. Un puñado de canciones mías y otras derivadas de la tradición. Como no, un recuerdo al maestro Agapito Marazuela y una jota muy bien acompañada con palmas y bailes por el público.

Agradabilísima experiencia en estos inicios del otoño. Gracias, Castrojimeno.


Próximamente, varios conciertos sobre el Romancero. Aún no tengo las fechas ni los lugares. ¡Hasta pronto!






Otoño

Los primeros pinceles del otoño
cubren los prados
de luz dorada y melancólica,
de pasajero tiempo.

Los cauces de la vida
juegan a desagüarse
en el invierno.

Este jardín renueva sus perfiles
como ordenan los cánones del año
sin percatarse de nuestra mirada
que atónita percibe este reencuentro.

Un año más...invitan los caminos
a recordar la muerte silenciosa
que retornará en vida
como ordenan los ciclos.
Y siento retoñar la primavera
¡primavera en otoño! 

Es la hermosa promesa
de lo que nunca muere.



(Amparo García-Otero)


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