El público, muy receptivo, acompañó con palmas y cantó los estribillos.
Nos acompañó el popular folklorista Félix Pérez, del dúo "Candeal".
La infancia marca. De ello estuve hablando con Eva Moreno, de Cadena Ser, de cómo las primeras vivencias quedan impresas en la memoria y son la raíz de todo lo que viene después. Creo que una persona puede ser de muchos lugares: de todos aquellos en los que ha encontrado afectos, fundamentalmente, y que han dejado en el recuerdo la impronta de nuevas experiencias. Sin embargo el terruño, la infancia, los primeros años de la adolescencia son cruciales al establecer esa sensación de "hogar" que se experimenta al recorrer los lugares vinculados a la primera etapa de tu vida.
Es lo que me viene a la piel cada vez que recorro las calles de Valladolid, mi ciudad natal. Además "Casa Revilla", el centro cultural donde estuve presentando "Nadie es más que nadie", está en pleno centro histórico, muy cerca de la calle de Las Angustias, donde yo nací. Así que estuve como "en casa". La sala estuvo llena. Me acompañó en la mesa el conocido cantautor y folklorista Jaime Lafuente, que me dedicó unas bonitas palabras, recordando las que dijera Antonio Machado en 1937:
"Nadie es más que nadie" reza un adagio de Castilla. ¡Expresión perfecta de modestia y de orgullo! Sí, "nadie es más que nadie" porque a nadie le es dado aventajarse a todos, pues a todo hay quien gane, en circunstancias de lugar y tiempo. "Nadie es más que nadie", porque -y éste es el más hondo sentido de la frase-, por mucho que valga un hombre, nunca tendrá valor más alto que el valor de ser hombre. Así habla Castilla, un pueblo de señores, que siempre ha despreciado al señorito.
Y continúa Jaime:
"Más de setenta años después, esta mujer vallisoletana asentada en Segovia, vuelve a traernos a primera línea esa frase tan hermosa como demoledora. Y la verdad es que no nos viene nada mal que lo haga. Esta moderna sociedad nuestra no termina de entender ese "hondo sentido de la frase" del que hablaba Machado. En estos tiempos de llegada de emigrantes, a los que se desprecia y teme, a los que se explota y miente, tiempos en los que el dinero se convierte en signo de distinción social, toques de atención como éste de Amparo, pueden servir para acallar las voces altisonantes de los que creen que hay seres humanos de primera y segunda clase, de los que hacen de la soberbia su guía para menosprecio a los demás, de los que no entienden que lo diferente encierra altas cotas de hermosura y que nosotros también somos diferentes para el otro.
Pero Amparo no necesita del grito desgarrado para rebelarse ante todo ello, lo hace desde la palabra, desde su espléndida voz y desde letras cargadas de emociones y sentimientos. Y se mimetiza en la jocosidad de Juan del Enzina y en los requiebros de Miguel de Cervantes, ampara (perdón por el juego de palabras) a los que del arte hacen su vida y mezcla (espléndido verbo) amores y paisajes (gracias por la canción dedicada a mi querido Río Lobos soriano), para acabar ensalzando la necesaria pasión por vivir... "
Mil gracias, Jaime por estas palabras y las que siguieron. Fuiste un espléndido "maestro de ceremonias" en este reencuentro que viví en Valladolid.
Próxima cita: Concierto con motivo de la celebración de Santa Águeda en el Hogar Centro Castellano y Leonés de Barcelona, Carrer Gran de Sant Andrèu, 412 el próximo 6 de febrero a las 19,00 h.
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