martes, 8 de febrero de 2011

Tarde arriacense


Entrada al edificio donde se encuentra la Casa de Guadalajara en Madrid.



Esquina del célebre "Callejón del Gato" que mencionara Valle Inclán en su obra "Luces de Bohemia".


Javier Lizón presentando a Amparo García-Otero en el auditorio de la Casa de Guadalajara en Madrid.


Amparo en escena


En una esquina de la Plaza de Santa Ana, junto al célebre "Callejón del Gato" que mencionara Valle Inclán en su obra "Luces de Bohemia", se encuentra el edificio que alberga la sede de la Casa de Guadalajara en Madrid. Zona con solera donde las haya, de fachadas ornamentadas con azulejos antiguos que rememoran viejos tiempos de sabor especial.

Javier Lizón, con quien había estado en contacto telefónico para preparar este concierto, hizo las veces de maestro de ceremonias. El auditorio estaba prácticamente lleno. Fue un concierto coloquial, en el que poco a poco iba explicando cada una de las canciones y su por qué. El público intervenía con preguntas y comentarios, con lo que la tarde resultó sumamente amena y amistosa. Así da gusto, de verdad. Presenté el trabajo "Nadie es más que nadie" que, en honor a la verdad, recibió una excelente acogida. Estas cosas me animan a continuar. Sé que existe un muro mediático entre el público y el cantante que no siempre resulta fácil de escalar, pero "a la hora de la verdad", en el "tú a tú", cuando el espacio que media entre la escena y las butacas no se convierte en un abismo, sino que, muy al contrario, surgen allí lazos de complicidad, entonces algo te dice que vas por el buen camino, que seguramente no serás ni rica ni famosa, pero que ello no significa tanto a fin de cuentas. Lo realmente importante es que crees en lo que haces y que el esfuerzo encuentra eco en quienes te escuchan. Estoy en una fase de "trabajo de hormiguita", poco a poco, dando a conocer mi voz y mis canciones. ¿Qué importa lo lejos que se encuentre la meta? Lo importante es el camino y las personas con las que te cruzas.

Gracias a la Casa de Guadalajara en Madrid por su acogida, su cariño y por los libros que me regalaron y que aprecio mucho más que un ramo de flores, de ésos que a los pocos días se marchitan. Guadalajara ocupa ahora un lugar en mi biblioteca y en mi memoria. No en vano fue allí, en el maravilloso marco del Palacio del Infantado donde viví uno de los conciertos más bellos de mi vida años atrás. ¡Cómo me gustaría repetir la experiencia!.

También fue este concierto una excusa para reencontrarme con viejos amigos y reiniciar la amistad.

Próxima cita: Mesa de Burgos, c/Augusto Figueroa Nº 3. Jueves 3 de marzo, 19,00 h.

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