lunes, 5 de abril de 2010

En Sepúlveda con Mario Esteban

Plaza Mayor de Sepúlveda

Panorámica de Sepúlveda
Sepúlveda es uno de esos lugares a los que hay que ir intencionadamente, con buen calzado, cámara de fotos, y por supuesto, mesa reservada para comer cordero "del bueno" en uno de sus excelentes restaurantes.
Si lo planteamos por lo "poético", Sepúlveda es una lágrima caída al azar desde la imaginación del Creador y convertida en piedra derramada sobre un paisaje coronado por las impresionantes hoces del Duratón, donde habita el buitre leonado, un laberinto singular de callejas en cuesta bordeadas por la Historia, una villa que aún no ha sido pisoteada por la avalancha turística y donde todavía se puede contemplar el paisaje original, surgido de la naturaleza de la zona y hermanado con el colorido de las torres erguidas, las casas, los rincones.
En Sepúlveda conocí algunos años atrás, por mediación de Manuel Peregrino, mi buen amigo ceramista y pintor (y autor de varias de las carátulas de mis discos), a una persona verdaderamente singular: Mario Esteban, eminente oftalmólogo que hace años tuvo la osadía de abandonar la urbe madrileña y aposentar su consulta en lo alto de esta villa sepulvedana. Su mucha clientela, de esta guisa, disfrutaba de las habilidades médicas de Mario y al tiempo del impresionante paraje.
En la actualidad Mario Esteban ha dejado la consulta médica para dedicarse a la escritura: libros sobre historia e investigaciones sobre oftalmología.
Mi amistad con Mario tiene mucho que ver con sus escritos, pero no por la vertiente científica, sino porque Mario Esteban, además es poeta. Manuel Peregrino deseaba que yo leyera sus poemas y pusiera música sobre alguno de ellos. No sólo puse la música, sino que "Pisa despacio" fue canción cabecera y dio título a mi segundo CD.
Pisa despacio,
que la nieve que ya está dormida
se duerma aún más...
Pisa despacio,
bajo la sombra sin sombra
de los árboles desnudos...
Pisa despacio,
que todo ruido sea
el del caer los copos
sobre blancores de nieve,
que todo ruido sea
ese sol mortecino
perdiéndose sobre infinitos oscuros...
Que todo ruido sea
el que hace ese gorrión
aterido y hambriento
sobre un matorral sin hojas...
Pisa despacio,
que mi cuna de nieve sin mancha
esté intacta cuando me acueste.
Pisa despacio, que quiero dormir,
pisa despacio sobre el sendero blanco...
Pero déjame tus huellas sobre la nieve
para que yo pueda seguirte cuando te vayas.
Pisa despacio...
(Mario Esteban)
Pues cada Jueves Santo por la tarde, nuestro buen amigo Mario tiene por costumbre reunirnos en su casa a un nutrido grupo de amigos, generalmente personas vinculadas al mundo de las artes plásticas, de la ciencia, de la música (él también gusta de tocar el piano) y allí compartimos canciones, poemas y luego cenamos todos juntos. Y este año me hizo el honor de presentar ante todos mi nuevo CD "Nadie es más que nadie". Fue una velada entrañable y conocí a varias personas muy interesantes. Gracias, Mario y que no falten tus artísticas veladas.
Hasta la próxima cita el 16 de abril de 2010 en la Fundación Díaz Caneja, en Palencia, c/ Lope de Vega, 2, a las 20.00 h.

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